Transcripción para Marimba del famoso Intermedio de LA BODA DE LUIS ALONSO, de Gerónimo Giménez
La zarzuela es una de las manifestaciones artístico-culturales más insignes del ámbito de tradición hispana. Sus orígenes se remontan al siglo XVII, con las representaciones en el pabellón de caza del Palacio de la Zarzuela (así llamado por el gran número de zarzas que lo rodeaban), en tiempos de Felipe IV. En las postrimerías del Siglo de Oro, literatos de la talla de Lope de Vega, y especialmente Calderón de la Barca, comenzaron a cultivar este género, por aquel entonces zarzuela barroca, musicada por compositores como Juan Hidalgo.
Con el advenimiento de los Borbones en el s. XVIII la zarzuela prácticamente se ve abocada a la desaparición, ya que estas nuevas élites, de educación afrancesada, preferían importar la ópera italiana en detrimento de la zarzuela, inaugurando un proceso de minusvaloración artística de lo autóctono que, con algunas resistencias en ciertos períodos históricos, llega a nuestros días.
A mediados del s. XIX la zarzuela resurge con fuerza, creándose, a grandes rasgos, dos tendencias. La que reproduce las técnicas compositivas italianas pero en lengua española y con argumentos adaptados a la realidad de la nación (Roger de Flor y Margarita la Tornera de Ruperto Chapí; Guzmán el Bueno, Los Amantes de Teruel y La Dolores de Tomás Bretón), y la que prepondera su simbiosis con elementos populares en música, danza y libreto. La pugna entre operófilos y zarzuelistas se resolvió rápidamente en favor de los segundos, ya que la zarzuela gozaba de mucha mayor popularidad en la España de la época.
Tras la Revolución de 1868, la profunda crisis económica hizo prohibitivo el acceso a la zarzuela para las clases populares, por lo que, en aras de abaratar los costes, se comenzó a realizar zarzuelas más cortas (una hora) bautizadas como “género chico”. Esta denominación no refiere disminución de la calidad artística, sino tan solo de duración. Ejemplos de este concilio entre brevedad y valía musical son zarzuelas como La Revoltosa (Chapí), La Verbena de la Paloma (Bretón), Gigantes y Cabezudos (Caballero), La Gran Vía (Chueca y Valverde), Agua, azucarillos y aguardiente (Chueca), El tambor de granaderos (Chapí), El Baile de Luis Alonso (G. Giménez), o el presente arreglo: La Boda de Luis Alonso (Gerónimo Giménez).
Dentro del género chico, La Boda de Luis Alonso pertenece al subgénero del sainete lírico, de carácter jocoso y costumbrista. Análogamente a la música docta del Segundo Siglo de Oro (la generación de Isaac Albéniz, Manuel de Falla, Enrique Granados, Joaquín Turina o Joaquín Rodrigo), el discurso armónico, melódico y rítmico se articula sincretizando los elementos populares españoles (con preponderancia de las resonancias flamencas) con los principios operatorios de la música académica. Así pues, pese a la ya referida subestimación que aqueja este género, estamos ante una de las manifestaciones culturales más singulares de la hispanofonía, y muy especialmente este celebérrimo Intermedio de La Boda de Luis Alonso, ampliamente interpretado por todo el globo, y cuyo desafiante arreglo para marimba trata de ser un reivindicador homenaje.
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