Para nueve trompetas.
La mañana que me puse a componer Sin identidad me levanté de la cama habiendo tenido un sueño angustioso y desapacible. Era de esas mañanas en las que te levantas sin saber dónde estás ni quién eres. Nada parecía tener sentido. Por suerte, no me suelo sentir así habitualmente. La banda sonora que sonaba en ese momento en mi cabeza eran los primeros compases de Sin identidad. Es más, hasta el título de la obra sonaba en mi cabeza, de modo que me puse a escribirla y en menos de dos días la había acabado. Daba la casualidad de que hacía pocos días había estado hablando con Luis sobre el grupo de trompetas que dirige en Musikene. Se trata de un grupo de muchísima calidad y para el que he escrito con muchísima ilusión esta pieza. En ella encontramos mezcla de timbres, contrastes rítmicos y fuerza expresiva que caracterizan la pulsión vital.
Juan A. Zapata
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