Marcha escrita en un tiempo pausado, comienza con una introducción brillante, un motivo rítmico concreto que se repite durante todo el transcurso de la obra, bien convertido en tema o en contrapunto.
En el tema A de la obra, el autor quiere imaginar la salida de Baltasar desde Alejandría, atravesando el desierto con todo su séquito hasta llegar a Belén, donde se recrea musicalmente con un grandioso fuerte en la banda (tema B), utilizando la formula rítmica y melódica de la introducción.
Llegado a Belén, la obra cambia a un ritmo de danza, representando la adoración de los Reyes al Hijo de Dios, terminando la obra repitiendo la misma danza en un fortissimo de la banda y utilizando el tema B como contrapunto de la misma danza.